Ya nadie se plantea el porque del éxito de páginas como Blablacar, Amovens o Carpooling, con un incremento brutal de su número de usuarios en nuestro país durante los últimos meses siguiendo la estela de otros países como Francia.
Este tipo de redes sociales, basadas en el consumo corporativo, ponen en contacto a conductores que realizan trayectos habitualmente por motivos laborales o académicos, con pasajeros que utilizan este medio para desplazarse, y ven en estas plataformas una manera más económica y social de llegar a sus destinos.
No es nada nuevo el uso del consumo corporativo en diversos sectores, ya se venía utilizando desde hace bastante tiempo, pero el desarrollo del fenómeno de las redes sociales unido a la difícil situación económica actual han hecho que tome una magnitud nunca antes observada.
Es por esto último que las empresas de transporte público han visto una amenaza real en páginas web que se dedican a poner en contacto a personas para compartir gastos de viaje, al ver mermados sus ingresos sustancialmente, y no han dudado en tildar de "competencia desleal" y presentar varias denuncias contra estas empresas. Especialmente a Blablacar, como abanderada en nuestro país debido al éxito cosechado desde el pasado año.

Más allá de intereses comerciales, es un fenómeno bastante difícil si no imposible de parar. El supuesto cierre de Blablacar se antoja difícil si no imposible, además de que, aún en el supuesto de que fuera efectivo debido a la noticia de que esta plataforma empezará a cobrar una pequeña comisión a los pasajeros que utilicen la página para realizar sus viajes y el consiguiente miedo de los usuarios a que ésta pueda ser la gota que colme el vaso en el debate sobre su supuesta ilegalidad, son muchas las personas que no han dudado en expandir sus medios para encontrar un conductor que lo lleve o pasajeros que llevar y han abierto cuentas asimismo en otras conocidas plataformas como las mencionadas arriba.

Sea como fuere, está claro que cerrando Blablacar no conseguirán destruir los hábitos de un inmenso grupo de gente que buscará otras vías alternativas en páginas similares ya creadas, otras por crear o medios que aún ni se nos ocurren. Resumiendo: Fenebús quizá pueda llegar a cerrar una empresa, o cientos de ellas, pero no los deseos de millones de usuarios que, finalmente, de una u otra forma seguirán viajando por este medio (siendo yo, por supuesto, uno de ellos).
Gecko

